Al maestro Fuu le gustaba enseñar a los jóvenes novicios debajo de un pino que daba una sombra muy agradable. Pronto sus dos pupilos tendrían que hacerse cargo del templo y según el maestro Fuu aún les quedaba mucho que aprender. A veces se había preguntado si su maestro antes que él había pensado que su discípulo tenía mucho que aprender. Posiblemente sí que lo había pensado y por eso intentaba enseñarles todo lo que sabía. Pero como él sabía había cosas que no se podían aprender de las enseñanzas de un maestro, sino que la vida te las muestra a su debido tiempo.
Así que cuando uno de los jóvenes monjes le pidió una mañana de Agosto cómo se podía llegar a la santidad, el maestro lo pensó y les dijo que cada uno tomase una calabaza amarga del huerto y que la llevasen a cada una de las cinco fuentes más santas de Rokugan y que cada uno bañase su calabaza en las cinco fuentes. Los discípulos así lo hicieron.
Estando una mañana de marzo bajo aquel pino meditando el maestro Fuu vio llegar por fin a sus dos pupilos. Después de la alegría del reencuentro su maestro les preguntó:
- - Vuestras calabazas has sido bañadas en las cinco fuentes más santas de Rokugan ¿Son más santas que antes?
Los discípulos respondieron que no.
- - Y vosotros ¿lo sois?- preguntó por segunda vez el maestro.
Igualmente respondieron los jóvenes monjes.
Entonces por vuestras respuestas puedo deciros que estáis más cerca de la santidad que antes de emprender el viaje. Porque la sabiduría y la humildad que habéis demostrado son el camino para elevar el espíritu.
Esa noche en el templo cenaron sopa de calabaza que había sido bañada en las cinco fuentes más santas de Rokugan, mientras los jóvenes monjes contaban su viaje y como habían sido ayudados por samuráis y campesinos, por nobles y vasallos, por religiosos y laicos.
Pasado un año, estaba el maestro Fuu argumentando con sus alumnos bajo un viejo pino que daba una sombra muy agradable cuando por el camino del templo empezó a llegar gente con una calabaza bajo el brazo. De uno en uno o en pequeños grupos, diferente gente que había escuchado la historia de la peregrinación de aquellos jóvenes monjes y sus calabazas había decidido emprender un viaje similar en busca de lo que esos dos jóvenes monjes encontraron en el camino. Humildad y Sabiduría.
La peregrinación de la calabaza es un evento social menor que conmemora este episodio del Tao del Shinsei. Se realiza al mismo tiempo que la corte de invierno del emperador. A ella acuden los mas variopintos personajes. Samurai que recorren la peregrinación del guerrero(musha shugio), cortesanos de bajo rango que no han sido invitados a cortes de invierno de mayor categoría, ronins errantes que buscan un patrón, mercaderes que intentan aprovechar la oportinidad para hacer negocios, heimin devotos que vienen a rezar por su fortuna, monjes que desean visitar el templo, y en general cualquiera que quiera pasar desapercibido una temporada pero manteniendose en contacto con el pulso de la sociedad rokugani.
Con los años la peregrinación ha ido ganando reconocimiento y se ha ido ajustando de tal manera que todo el mundo es bien recibido durante la festividad en el templo mientras que cumpla las simples normas que la peregrinación:
- La peregrinación debe realizarse a pie, motivo por el cual no hay una gran afluencia de samuráis del clan Unicornio.
- No se pueden cometer actos violentos en el recinto del templo.
- Todos los peregrinos serán tratados con cortesía independientemente de su rango. De todas formas los eta procuran no dejarse ver mientras hay samurai presentes, ya que fuera del templo acaba la jurisdicción de los monjes.
Los asistentes ofrendan una pequeña calabaza a los monjes del templo en señal de respeto y durante la noche todos los peregrinos cenan juntos. A pesar del relajamiento de las normas cada persona sigue siendo consciente de su lugar en el orden celestial.